El Evangelio no es una biografía de Jesús.
Su objetivo (dar un testimonio para conducir al lector o al oyente a
plantearse la cuestión: ¿Quién es este hombre?
II. Tus preguntas sobre Jesús.
Jesús y la Historia
Hace algunos años, un sondeo afirmaba que, para el 50 por 100 de los franceses, Jesús era un personaje sobre el que
sólo podemos saber que existió. Tú, en cambio, me preguntas:
« ¿Por qué Jesús se ha convertido en un punto de referencia en la historia?
-¿Es normal a nuestra edad plantearse preguntas sobre Jesús?
-¿Qué pensar de los milagros de Jesús?
-¿Qué es el Evangelio para usted?
-A su juicio, ¿Jesús es un impostor?»
Estas
cinco preguntas plantean el problema de la historicidad de los cuatro
Evangelios, del que intentaré darte un resumen progresivo.
1.
Actualmente nadie niega ya la existencia de Jesús, que ha servido de
punto de partida a nuestra era cristiana (los judíos dicen «era común»
porque les molesta el adjetivo «cris-tiano», lo cual es perfectamente
comprensible). Esta era tiene cuatro años de retraso porque el monje
Dionisio el Pequeño se equivocó en sus
cálculos. Los musulmanes utilizan también otro calendario que comienza
en el 622, fecha de la égira, es decir, de la huida de Mahoma de la
Meca a Medina.
Que
los historiadores griegos y romanos apenas hablen de Jesús es una
prueba más de su existencia, ya que en su tiempo era imposible detectar
la presencia de un «perro judío», de un Israel minúsculo en la
enormidad del imperio romano. Por otra parte, en el propio Israel
proliferaban el falso mesías, que, de vez en cuando, alteraban la paz
de los ocupantes romanos. En cambio, es normal que un historiador
judío, contemporáneo de Jesús, Flavio Josefo, hable de Él en su libro
«La Guerra de los Judíos ». Los mejores especialistas; entre ellos mi
compañero André Pellegier, han establecido la autenticidad de un pasaje
controvertido de su obra en el que hace alusión a Cristo y a su
brillante
reputación. Los demás historiadores, todos ellos más tardíos, sólo
hablan de los discípulos de «Chrestos», perseguidos por los emperadores.
2.
Los manuscritos más completos de los textos evangélicos se remontan al
siglo IV, lo que no deja de ser sorprendente, ya que en todas las
grandes obras literarias de la antigüedad la distancia entre el autor y
las primeras huellas escritas de su obra es mucho mayor. Además,
poseemos fragmentos de papiros del capítulo 18 de San Juan, del año
130. Conservamos también citas evangélicas en las obras de autores
cristianos de los siglos II Y IlI. En lo que concierne, pues, a la
tradición manuscrita, los evangelios ocupan una excelente, posición en
relación con las demás grandes obras de la antigüedad.
3. Todas
las disciplinas científicas han sido utilizadas para verificar la
exactitud de lo
que dicen los evangelios. No contrapongas, pues, la ciencia a la
Biblia, porque hay una ciencia de la Biblia, e incluso varias. Los
exégetas suelen ser auténticos sabios que, además de estar
especializados en una determinada materia, tienen conocimientos de
arqueología, de numismática, de tejidos, inscripciones, costumbres y,
naturalmente, de lingüística. Si has visitado Tierra Santa, habrás
visto excavaciones arqueológicas impresionantes que nos hacen remontar
a los tiempos bíblicos más remotos, y, por supuesto, a la época de
Jesús. Los judeo-cristianos, y después los bizantinos, construyeron
santuarios, en los lugares venerados, ya fuese la casa de María en
Nazaret o la de Pedro en Cafarnaúm. Otros sabios se dedicaron a
estudiar las distintas maneras de crucifixión en tiempos de los
romanos, o las diversas formas de enterrar pe los judíos, que confirman
lo que
nos dicen los textos sagrados.
Amigo mío, la Iglesia no tiene
miedo al rigor científico. Pío XII no dudó en mandar hacer excavaciones
bajo la basílica de San Pedro para verificar la existencia de la tumba
de Pedro, que quedó así confirmada. Por su parte, Juan Pablo 11 ha
querido someter el santo sudario de Turín a la prueba del carbono 14, y
ya sabes que los tres laboratorios encargados de hacerlo han coincidido
en fechar el tejido en torno al siglo xv. Acepto este veredicto. De
cualquier manera, el sudario no es el fundamento de mi fe, aunque me
emocionaba rezando ante él y lo sigo haciendo. Además, este análisis no
invalida los hechos anteriormente por los sabios de la NASA en lo que
concierne a los pólenes descubiertos así como a la imagen
tridimensional y al origen no químico de la imagen (que parece que se
debe a una radiación). Todavía estoy esperando que
alguien me explique estos fenómenos, y, sobre todo, cómo se podía
inventar un cliché negativo en pleno siglo xv...
4.
La exégesis bíblica está todavía viciada por una serie de presupuestos,
procedentes del siglo pasado, y que no tienen nada de científico.
Numerosos sabios alemanes, pertenecientes a menudo al protestantismo
liberal, basaron sus estudios en aprioris racionalistas que falsearon
sus juicios. Para muestra, dos ejemplos. Estos exégeta s afirman: el
milagro es imposible; luego los relatos de milagros han sido inventados
por la comunidad cristiana primitiva; luego los evangelios son tardíos;
y todo lo que es tardío es sospechoso. Señalan también que la profecía
no existe; luego las que se encuentran en el texto han sido escritas
después de que se hubiesen producido los acontecimientos anunciados;
luego los evangelios son tardíos; y lo tardío es
sospechoso. Postulan, asimismo, que los ministerios de la Iglesia son
invenciones del catolicismo, que Jesús no ha podido crear, ni Pablo
poner en funcionamiento en Corinto; luego las epístolas de la
cautividad, que hablan mucho de los ministerios, no son de San Pablo;
son, pues, más tardías; y lo tardío es sospechoso... Hoy, cada vez más
exégetas denuncian estos presupuestos pseudocientíficos.
5. Así pues, el camino es estrecho y serpentea entre dos errores.
Por una parte, debes saber que:
a)
el Evangelio no es una biografía de Jesús. Su objetivo (dar un
testimonio para conducir al lector o al oyente a plantearse la
cuestión: ¿Quién es este hombre? Lo que no quiere decir que un
testimonio sea menos verdadero que una biografía.
b) el
Evangelio no es un reportaje hecho por un periodista con una cámara y
un magnetofón, para sorprender a
Jesús e flagrante delito de existir y de actuar. Además, a una
instantánea de este tipo le hubiera faltado profundidad. Reflexionando
con posterioridad, San Juan no alteró nada. Tardío no quiere decir
inexacto, sino más profundizado y reflexionado.
Por
otra parte, es falso adjudicar todo el trabajo a la primitiva comunidad
como si fuese una especie de comodín capaz de explicarlo todo.
a)
En primer lugar, los sabios han rechazado la idea de que las obras de
los grandes autores de la Antigüedad, Homero por ejemplo, son una
creación colectiva. ¿Por qué el Evangelio tendría que ser la única
excepción a esta regla?
b) Se le endilgan a la comunidad una
serie de cosas que no quieren adjudicar a Jesús, como la institución de
la Iglesia, la de los Doce Apóstoles o la de la Eucaristía. Todo esto
habría aparecido más tarde para tapar un
agujero, reemplazando la Iglesia al Reino que tardaba en llegar, o para
crear un rito semejante al de los paganos (la misa). Pero estos
aprioris son falsos. Los mismos protestantes han demostrado que la
formación de la Iglesia no sólo coincidió con la época de Jesús sino
que fue puesta en marcha por el propio Jesús. Probaron también que era
imposible entender la Eucaristía si el mismo Jesús no la hubiese
instituido, y descubrieron los sacramentos en el Evangelio de San Juan.
6. Hoy se percibe mejor la estrecha relación existente entre Jesús y los Evangelios.
a)
El mismo Jesús dio a sus discípulos y a sus Apóstoles una formación
inspirada en la tradición rabínica, con una manera de hablar que
favorecía la memorización: frases cortas, juegos de palabras y juegos
sonoros, técnicas pertenecientes todas ellas a la tradición oral.
Muy pronto sus enseñanzas fueron puestas por escrito en forma de
«fichas» más o menos grandes, en las que se inspiraron los evangelistas.
b)
Por otra parte, el texto griego, que es nuestro texto actual, deja
entrever, por sus giros incorrectos, que es la traducción de un
original más antiguo, hebreo o arameo. Así pues, los evangelios se
basan en testimonios semíticos (7: Así, en el cántico de Zacarías (1,
72-73), las tres palabras «salvación», «memoria» y «promesa»
corresponden en hebreo a los nombres de tres personajes: Juan (Yahvé,
salva), Zacarías (Yahvé se recuerda) e Isabel (promesa). Yendo hacia el
portal, los pastores se dicen: «Vayamos a ver esta palabra» (Lucas
2,15), lo que no es correcto en griego, pero sí en hebreo, porque en
esta lengua una palabra (dabar) es, ante todo, un acontecimiento que se
contempla y
no un discurso que se oye. Además, hay juegos de palabras que facilitan
la memorización: «Con estas piedras (abanim), Dios puede hacer hijos
(banim) de Abrahán» (Lucas 3,8). Etcétera.
En cualquier caso, Lucas nos advierte que él ha utilizado fuentes de primera mano (Lucas 1,1-4).
c)
Se ha rehabilitado, sobre todo, el Evangelio de Juan, que, a principios
de siglo, pasaba a ser una meditación piadosa escrita al final del
siglo n. Ahora bien, los papiros encontrados en Egipto obligan a situar
su composición antes del año 100. Y los descubrimientos del Qumran, en
el desierto de Judea, permiten relacionado con la tradición judía, lo
que, por otra parte, reconocen los mismos judíos. Además, Juan
demuestra en cantidad de detalles que conoce perfectamente aquello de
lo que habla. Incluso relata tradiciones desconocidas para los demás
evangelistas, y la fecha que asigna a la
Cena parece muy plausible. «Si Jesús hubiera podido leer el cuarto
Evangelio, concluye P. Dreyfus, hubiera dicho: "soy yo".» ´
7.
Hoy existe una tendencia que consiste en volver a fechar el Nuevo
Testamento, es decir, en situar los Evangelios más próximos a Jesús. Se
trata de un asunto que hay que seguir estudiando, pero:
a) Esa no es una razón suficiente para excitarse y dar a la disputa una vertiente política, como sucede en Francia.
b) Tampoco hay que exagerar y remontar demasiado las fechas, como si se quisiesen convertir los textos en un reportaje.
c)
No hay que caer en el razonamiento del adversario. Hace algunas décadas
se decía que una fecha tardía convertía en sospechoso al testimonio.
Por eso, hay hoy algunos que fechan los Evangelios lo más cerca posible
de Jesús, para demostrar así su autenticidad. Pero el error es el mismo
en ambos
casos: la proximidad del escrito y del acontecimiento no establece la
verdad del acontecimiento, así como la distancia entre ambos no
significa una menor autenticidad. Un reportaje inmediato puede ser
falso o simplemente superficial; en cambio, una mediación más alejada
puede ser más justa y más profunda.
8.
Además, no olvidemos a San Pablo, cuyas cartas, redactadas a partir del
año 50, son anteriores a los textos evangélicos que poseemos. Pablo es
un puente fundamental entre Jesús y la Iglesia. Hacia el año 57
recuerda a los Corintios lo que les ha enseñado algunos años antes
(hacia el 51), durante la fundación de su Iglesia: una doctrina que él
mismo había recibido de los Apóstoles en el momento de su conversión
(hacia el año 37), y que éstos habían a su vez recibido del mismo
Señor, cuyos testigos habían sido. Esta
doctrina es la Eucaristía (1 Corintios 11,23). ¡De esta manera, estamos
conectados directamente con el acontecimiento, y en un tiempo récord!
Además, reconocemos en los escritos paulinos la misma fe que la nuestra
de hoy, aunque en la actualidad esté más desarrollada. Por eso, un
teólogo protestante se ha atrevido a decir que, en el espacio de dos
décadas, han pasado más cosas en la Iglesia que en los siete siglos
anteriores. ¡Algo extraordinario!
Por
otra parte, fíjate bien en que Pablo no se hace pasar por el Buen Dios.
En determinados momentos nos dice: «Os he transmitido lo que yo mismo
he recibido» (1 Corintios 15,3). «He recibido del Señor lo que a mi vez
os he transmitido» (1 Corintios 11,23). En otro momento, precisa: «Por
lo que se refiere a las vírgenes, no recibí orden del Señor, pero os
doy mi parecer como un hombre que, por la
misericordia del Señor, merece confianza (1 Corintios 7,25). El Apóstol
juega, pues, claro y sin mezclar unas cosas con otras: lo que procede
directamente de Cristo y lo que procede de él. ¡Es digno de todo
crédito!
Discúlpame,
amigo mío, por estas páginas un poco densas, que tal vez tengas que
releer con más tranquilidad y haciéndote ayudar por alguien competente.
Pero no podía ser más breve si quería responder a tu pregunta. Es bueno
que, al menos una vez en tu juventud, te des cuenta de la seriedad de
nuestra fe. Dicho esto, te invito a que leas con cariño y con toda
confianza la Escritura. ¡ el novio no lee la carta de su prometida
haciendo un estudio de su estilo, y todavía menos buscando las faltas
de ortografía!
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