F 1/6/10 - 1/7/10 ~ Ministerio de Música Romanos 8.35

La luz del Santo nos cubrió y nos saco de las tinieblas.

jueves, 24 de junio de 2010

miércoles, 23 de junio de 2010

Error suprimir "del diccionario la palabra pecado", dice Cardenal Rivera




MÉXICO D.F., 16 Jun. 10 / 03:50 am (ACI)

El Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, advirtió que es un error suprimir del "diccionario" humano la palabra pecado, creer que nada es malo y que la conciencia de culpa no existe.

En su homilía de la Misa dominical que celebró en la Catedral, el Arzobispo lamentó que en pocos años haya ocurrido una "profunda transformación en muchos cristianos en cuanto a su concepción religiosa y moral: para muchos hoy nada es malo, nada es inmoral y hasta parece que hemos suprimido de nuestro diccionario la palabra pecado".
"Sin conciencia de la culpa ¿Cómo vamos a interesarnos por el perdón de Dios, si no nos consideramos culpables? ¿Cómo vamos a valorar la salvación de Cristo, si no nos sentimos necesitados de ella?", cuestionó.
El Purpurado recordó que "las injusticias, los secuestros, las violencias, las infidelidades, los robos, la violación a los derechos humanos y el desprecio a la vida" son pecados.
"Nosotros y nuestra sociedad estamos mal cuando tenemos fundida esa luz roja, perdiendo el sentido de la culpa y del pecado y en ocasiones hasta empleando mecanismos de defensa, presentando como progresismo o amplitud de criterioaquello de lo cual deberíamos avergonzarnos", aseguró el Arzobispo.
En este sentido, indicó que "frente al perdón que siempre representa un regalo de Dios, los cristianos seremos deudores insolventes que lograrán alcanzar lareconciliación…el arrepentimiento y la conversión son necesarios para así no volver a cometer errores".

Descubren íconos más antiguos de los Apóstoles en catacumbas de Roma




ROMA, 22 Jun. 10 / 10:15 pm (ACI)

El Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura y Presidente de la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra, Mons. Gianfranco Ravasi presentó esta mañana en conferencia de prensa en la Basílica de San Pablo de Extramuros los nuevos descubrimientos en las catacumbas romanas de Santa Tecla, en donde se ha descubierto los íconos más antiguos, que se calculan de los últimos años del siglo IV, de los Apóstoles Pedro, Andrés y Juan.

Radio Vaticano señala que gracias a novedosas técnicas que incluyen los rayos láser, se ha podido descubrir estas imágenes en las que se aprecie el busto de Pedro, "reconocible por la barba, el rostro encuadrado y la semblanza típica de un hombre anciano. Las otras dos imágenes muestran a Andrés, y el otro la lozanía y el aspecto juvenil de Juan".
Los investigadores creen que estas imágenes serían parte de una tumba de una noble mujer, probablemente de la aristocracia romana, que conocía bien las escrituras. La tumba parece ser de los últimos años del siglo IV, cuando nace el culto a los apóstoles, a quienes la mujer habría escogido como sus protectores.
Mons. Ravasi ha dicho sobre estos descubrimientos que "debemos proceder de modo que todos los monumentos de este tipo tengan la capacidad de hablar a la cultura contemporánea, haciendo que sus voces resuenen con sus valores y con toda su belleza".
Radio Vaticano concluye la nota resaltando que con el láser también se ha descubierto una imagen de Cristo Maestro y un majestuoso colegio apostólico, con un especial carácter devocional.

Dibujos blasfemos contra Cristo y el Papa en India


Dibujos blasfemos contra Cristo y el Papa en India


ROMA, 23 Jun. 10 / 05:49 am (ACI)

En calles y edificios públicos del estado indio de Meghalaya aparecieron graffitis y dibujos blasfemos contra Cristo y el Papa Benedicto XVI, lo que generó el rechazo de la comunidad católica y de las autoridades eclesiales.

El Portavoz de la Conferencia Episcopal de la India, P. Babu Joseph, declaró a la agencia Fides que se trataron de "actos execrables, que buscan crear desórdenes y desarmonía en la sociedad".
Según Fides, entre los dibujos se encontraba una imagen de Cristo crucificado en la plaza Don Bosco. En la imagen se reemplazó la inscripción INRI por la cifra "92 millones de rupias" (unos 1,7 millones de dólares), "en referencia a la supuesta malversación de fondos de parte del gobierno a favor del ‘Don Bosco Youth Centre’".
Asimismo, frente al Don Bosco Technical Institute y al St. Anthony College, aparecieron manifestantes con una caricatura del Papa con la frase "buscado" y"arresten a este hombre".
Las caricaturas también hacían alusiones al gobernador del estado de Megahlaya, Mooshahary, acusado de ser "un vendido y un corrupto".
Estos dibujos fueron removidos por la policía local. Además, los salesianos hicieron una denuncia oficial por "actos deliberados e intencionales de herir los sentimientos religiosos de una comunidad de creyentes e insultar su religión".
El Arzobispo de Shillong, Mons. Dominic Jala, condenó tales actos expresando "preocupación por la intolerancia expresada contra la Iglesia".
En Febrero de este año, las religiosas católicas de Shillong denunciaron la aparición de un dibujo blasfemo de Cristo en un texto escolar.

martes, 22 de junio de 2010

viernes, 4 de junio de 2010

miércoles, 2 de junio de 2010

¿Por qué se conoce tan poco al Espíritu Santo?


ATENCION MEXICANOS:
CON EL NOMBRE DE "CATOLICOS ROMANOS" ES COMO EL INEGI HA CATALOGADO A QUIENES PERTENECEMOS A LA IGLESIA UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA.
ASI DEBES RESPONDER EN EL CENSO: "SOY CATOLICO ROMANO"
¿Por qué se conoce tan poco al Espíritu Santo?
No se conoce al Espíritu, tan sólo se le adivina «de rebote», indirectamente, por lo que hace decir, orar y obrar a aquellos en quienes «habita»
Autor: André Fermet | Fuente: mercaba.org

¿A qué se debe, en el fondo, que sea tan difícil conocer al Espíritu Santo? Tiene que haber unas razones «objetivas» para esta dificultad.

Pienso que la razón principal es que el Espíritu da la impresión de carecer de «rostro», de no ser una persona a la que se ve «enfrente». En efecto, hay frente a frente (uno frente a otro) en el caso Padre/Hijo; pero no lo hay en Padre/Espiritu, o en Hijo/Espiritu. Nunca ora Jesús dirigiéndose al Espíritu como a un «tú»; más bien parece que su oración se produce «bajo la moción del Espíritu».

Testimonio de esto es el texto de Lc 10,21: «Se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo y dijo: Yo te bendigo, Padre...». Por lo que a nosotros se refiere, sucederá lo mismo: el Espíritu es el que, ante todo, ora en nosotros, es la fuente de nuestra verdadera oración; él es lo primero que pedimos al Padre y a Jesús para poder orar, más bien que aquel a quien directamente oramos (aunque se puede hacer).

Digamos además con C. Moeller y luego con Urs von Balthasar, que el Espíritu es «el Revelante no revelado». Entiéndase por tal no el que habla para revelarse a sí mismo, sino el que «hace hablar» (habló por los profetas), el que hace escribir y escuchar y dar gracias. Y no por eso su papel es menos importante que el del Padre y el del Hijo; y no por eso se puede poner entre paréntesis al Espíritu sin que de ello se siga daño: siendo menos explícitamente conocido o reconocido, sin embargo la experiencia que de él se tiene es previa y fundamental; ya lo decíamos al principio: su acción íntima, discreta, nos permite reconocer, nombrar y orar al Padre, y nos da el confesar que Jesús es Señor.

También puede intentarse la aproximación por medio de imágenes o símbolos, para intentar mostrar que este «misterio del Espíritu» es como normal. El Espíritu es la luz en que vivimos inmersos, alcanzamos nuestro pleno desarrollo y descubrimos al Padre, un poco en el sentido del Salmo 36,10: «En tu luz vemos la luz». Es la mirada misma con que divisamos al Padre y al Hijo y vislumbramos el misterio de Dios. Urs von Balthasar dirá de él: «No quiere ser visto, sino ser en nosotros el ojo que ve». Un cántico reciente intenta otra imagen: «Espíritu, tu nos recorres como la sangre».

En fin, el Espíritu es en lo profundo de nosotros el amor que nos certifica que Dios ama, que nos ama a nosotros. Este es el verdadero sentido del versículo que nos es tan conocido: «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones» (Rm 5); «el amor que Dios nos tiene y no el amor que nosotros tenemos a Dios», puntualiza la nota de la traducción ecuménica de la Biblia.

El Espíritu Santo es también el amor que hace que nosotros amemos. Resumiendo, en el fondo todas estas imágenes vienen a decir lo mismo: no se conoce al Espíritu, tan sólo se le adivina «de rebote», indirectamente, por lo que hace decir, orar y obrar a aquellos en quienes «habita». Y si es tan indispensable y a la vez tan misterioso, se debe a que representa lo más secreto del misterio de Dios: «El Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios (. ) Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios» (1 Cor 2, 10-11). ¡Extraordinario texto!

Tal es la dificultad con que tropezamos cuando tratamos de conocer al Espíritu Santo. Pero esta dificultad no debe detenernos, sino más bien estimularnos para avanzar más en este conocimiento, con respeto y audacia, hasta llegar a «denominar» al Espíritu Santo y trazar el perfil de su identidad propia. El Nuevo Testamento nos permite decir: el Espíritu Santo es el Espíritu del Padre y del Hijo.

Pero pienso que para denominarle de manera justa y plena, bastaría que le llamáramos «el Espíritu del Hijo», «el Espíritu de Jesús» ¿Por qué? Sencillamente porque tenemos la encarnación, y porque Jesús es la manifestación (la revelación) última y suprema de la gloria, la sabiduría y el amor del Padre: «Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn 14,9). «El Hijo es reflejo de su gloria (del Padre), impronta de su ser» (Hb 1,3).


ANDRE FERMET
EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRA VIDA
Sal Terrae

Mes del Sagrado Corazón


¿Conoces al Corazón de Jesús?


¿Cuándo conozco a una persona? ¿Cuando me la presentan y me dicen su nombre y apellido? ¿Cuando convivo con ella un par de días... ¿Cuándo la conozco realmente tal cual es? La gente sensata me responderá: cuando conoce usted sus sentimientos íntimos, o sea, su corazón...

¿Qué es corazón?


Es curioso. El corazón es un músculo: es una bomba impelente – expelente que sincrónicamente setenta veces por minuto manda un chorro de sangre por nuestras arterias a todos los rincones del cuerpo.

Anatómicamente no es más que eso. Pero todos sabemos que allí repercuten todas nuestras ambiciones y sentimientos. ¿Me enojo? Y allí está mi corazón palpitando aireado. ¿Algo me da miedo? ... y me llevo la mano al pecho como si temiese que mi corazón dejase de palpitar. ¿Quiero a alguien?... pues, aunque trate de disimular, mi corazón me traiciona: él hace brillar la mirada colorear las mejillas, y entrecorta la respiración...

El mismo lenguaje nos recuerda a veces el corazón: «No tiene corazón». «No he visto corazón tan ruin...» o al contrario: «Es un gran corazón...»

También en el Evangelio encontramos parecidas referencias. Allí se dice que «María guardaba su recuerdo en su corazón». O que Jesús « se conmovió en su corazón...». Una y otra vez aparece en los libros santos esa misma palabra repetida para indicar un sentimiento, una emoción, una decisión.

Pero sobre todo sirve para indicar el amor. Desde la lejana antigüedad los hombres han grabado en los árboles corazones atravesados por flechas como símbolo de la vida y del amor.

El golpe más certero para matar es atravesar con la espada el corazón. El Evangelio hace hincapié en que le atravesaron su Corazón con una lanza. Allí quedó vibrando como para indicarnos cual había sido el motor impulsor de su vida y de su redención: el amor que hacía palpitar su corazón.

Para entender el Evangelio


Nosotros no entenderemos el Evangelio mientras no lo leamos tratando de descubrir los sentimientos de Cristo. De lo contrario es una historia fría y sin vida. A través de su corazón comprendemos su verdadero sentido.

Y la entenderemos mucho más en la medida que comprendamos que su corazón palpitaba por nosotros. Y que ese corazón no ha muerto, y que hay un secreto inmensamente precioso en él.

Es el secreto del amor. El principal mandamiento de Cristo. El más difícil, pues casi nadie lo ejercita. El que es resorte y termómetro de los demás... y que Él quiere que cumplamos como ÉL lo cumplió: «Un nuevo mandamiento os doy –decía en la última cena- que os améis los unos a los otros como Yo os he amado...»

Un nuevo mandamiento


¿Dónde está la novedad de ese mandamiento? En el modo: « como Yo»... Hay que vivir de nuevo la vida de Cristo. Hay que mirar a los hombres como Él los miraba... hay que hacer palpitar nuestro corazón sincrónicamente con el suyo...

Por eso la Iglesia nos pide que tributemos culto a Jesús en su Corazón, para que desentrañemos sus misterios, para que nos emocionen sus emociones, y seamos capaces de amar sus amores...

¿Qué ama el Corazón de Jesús? –pues, a los hombres. Nos vino a redimir, vino a entregarnos su vida: a dejar clavar en una Cruz, a dejar que alguien le atravesase su Corazón con una lanza.

Pide una respuesta


Esto es lo que ha hecho Jesucristo por nosotros. La devoción y culto al Corazón de Jesús, pide una respuesta nuestra a ese amor infinito a ese amor inmenso. La repuesta pide una entrega confiada: la consagración. O un deseo de resarcir: la reparación...

¿Qué es el culto y devoción al Corazón de Jesús? –es conocer a Cristo en su Corazón, es imitarlo en su amor. Es entregarse a Él en la consagración, es dedicarse a curarle sus heridas en la reparación, pero sobre todo, es amar, amar, amar... como Él nos amó...